Laia Vergés

Advocada de família

Escuchar bien a nuestros hijos
11/04/2024

En la rupturas de pareja, matrimonial o no, y, a partir de cierta edad de los hijos, se suele establecer la guarda y custodia compartida. Y en el 99,9% de las rupturas también es compartido el ejercicio de la potestad parental.

Los abogados solemos explicar el alcance del concepto potestad parental pero, ante el tsunami emocional de la situación, la ruptura de un proyecto de familia conjunto  y la cantidad de toma decisiones que afectan a lo que más queremos, como son los hijos, queda en el olvido.

La potestad parental hace referencia al ejercicio de toma de decisiones que afectan al desarrollo de los menores: un cambio de colegio, un cambio de lugar de residencia, un cambio de género, hacer o no la comunión, realización de terapia psicológica o psiquiátrica etc. En todas estas decisiones, debe haber consenso por ambos progenitores para su realización y, en caso contrario, la única opción es acudir a los tribunales. Bien. 

Sin embargo, muchas veces se pierde la perspectiva y es que quién pide que se tome esa decisión blindada y supeditada al acuerdo de los progenitores es un menor, que sin tener que llegar a extremos como sufrir bulling, pide cambiar de colegio o necesita terapia psicológica por motivos propios (o no) de su edad. Simplemente por contar con un interlocutor diferente a su madre y a su padre, porque se siente cómodo y libre de opinar, o porque con 16 años manifiesta tácita y verbalmente que no es Carlos sino María. Debemos, por lo menos, escuchar y escuchar bien a nuestros hijos porque corremos el riesgo de que, algunas de las decisiones que deben tomar sus progenitores, no se ajusten a su realidad ni a su inquietud. Tener que esperar a los 18 años puede ser demasiado tarde pues, a veces, conlleva daños de difícil reparación.

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