Laia Vergés

Abogada de familia

Divórciate bien
17/09/2021

Divórciate bien

 

La palabra divorcio viene del latín divortium, provista del prefijo di-/dis- (separación o divergencia en diferentes sentidos), y la raíz del verbo “verto” (volver, dar la vuelta, girar o hacer girar).

Tener divergencias es incluso hasta sano. Está comprobado que la riqueza personal se nutre de las diferencias que observamos en nuestros homólogos y es la mejor manera de plantearse si mi opción es buena o podría ser aún mejor. Pero cuando las divergencias con la pareja superan las concurrencias la relación deja de ser respetable o al menos aceptable. El momento actual es, y así debe ser, propicio a dejar salir esas diferencias sin tapujos (que no significa de cualquier manera). Y para salir del lugar donde no quieres estar es necesario tomar consciencia de que la ruptura, no por ruptura, siempre acabará / estará mal. Divorciarse bien dependerá, en todo caso, de las partes, más allá de cuestiones fácticas que desembocan inevitablemente en consecuencias económicas por las que (abogados/as) podamos discutir, negociar e incluso pleitear. Después de una sentencia originada, o no, por un pleito, hay dos personas que se dan la vuelta para mirar hacia otro lado. Hasta aquí normal. Sorprendente y máxima alegría que, tras informar de la fecha de ratificación de un Convenio Regulador firmado antes de verano, la vuelta de las dos partes haya sido una reunión no solo con amigos comunes sino con los hijos comunes y en pos del bienestar de los menores. Todo depende siempre de la destreza que tengan ambas partes en darle la vuelta: unos caen, otros se marean, otros pierden el control, pero nunca deberíamos dar la vuelta perdiendo el norte.

Sorprendente también es que dichas vueltas me sigan sorprendiendo. ¡Y las que quedan!

 

 

 

 

 

 

 

Foto: 'Retrato de un artista (piscina con dos figuras)' de 1972 . David Hockney

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